Buceadores de Greenpeace despliegan una pancarta bajo una batea de mejillones con el mensaje "cerrado por cambio climático"
La organización ecologista señala al sector mejillonero como una de las víctimas de los efectos del cambio climático en España y pide compromisos políticos para frenarlo
Activistas de Greenpeace procedentes del barco Rainbow Warrior han denunciado hoy en la ría de Arousa (Pontevedra) que los efectos del cambio climático sobre la producción de mejillón y otros sectores de la economía son ya una realidad.
Los buceadores de Greenpeace han desplegado pancartas con el mensaje "cerrado por cambio climático" en castellano y gallego debajo de una batea mejillonera, en las aguas de O Grove, en la bocana de la Ría de Arousa. Científicos del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y propietarios de mejilloneras han acompañado a los activistas de Greenpeace.
El Rainbow Warrior está realizando un tour por diversas zonas del litoral español en calidad de "embajador del clima" para concienciar a la ciudadanía y demandar a los responsables políticos soluciones urgentes para combatir el cambio climático (1), (2).
El Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo ha señalado al sector del mejillón como una de las víctimas del cambio climático (3). Científicos de este instituto han detectado que la modificación del régimen de vientos que soplan sobre la plataforma continental, como consecuencia del cambio climático, tiene un efecto directo tanto sobre el crecimiento del mejillón como sobre la recurrencia de las proliferaciones de microalgas nocivas (mareas rojas) que obligan al cierre de las bateas y retardan la recogida y comercialización del mejillón en Galicia.
Desde 1965 hasta la actualidad se ha apreciado una disminución del crecimiento en la fase de preengorde del mejillón cultivado en la ría de Arousa del 20%. En el mismo periodo, se ha observado que se duplicó el número de días que no se puede extraer mejillón por la presencia de mareas rojas. Los científicos afirman que la causa de estos cambios es la reducción significativa en los últimos 40 años en la duración e intensidad (una reducción del 30% en duración y 45% en intensidad) de los vientos que hacen posible la renovación de las aguas en las Rías Bajas y condiciona la productividad de las aguas y el tiempo de duración de las mareas rojas.
"El sector mejillonero sabe ya que el cambio climático conlleva pérdidas económicas",- ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques y clima de Greenpeace. "Las predicciones no son nada optimistas. Habrá más mareas rojas y aumentarán los periodos en los que no se puede recoger el mejillón, por lo que o tratamos el problema del cambio climático de manera urgente o más sectores estratégicos como éste sufrirán grandes pérdidas".
El pasado martes, en una reunión a bordo del Rainbow Warrior durante su estancia en A Coruña, Agustín Hernández Fernández Rojas, nuevo Conselleiro de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, confirmó a Greenpeace que las intenciones del nuevo equipo de la Xunta son continuar el trabajo realizado en anteriores legislaturas y se comprometió a desarrollar un Plan de Acción contra el Cambio Climático. Aunque el Conselleiro no quiso concretar cifras de reducción de gases de efecto invernadero o la manera en que se van a reducir. Hernández Fernández sí avanzó que se elaborará un Plan de Movilidad Sostenible con un especial énfasis en el trasporte colectivo de las ciudades y principales áreas metropolitanas.
Greenpeace recordó al Conselleiro que es inconcebible que Galicia cierre las puertas al desarrollo de la energía eólica marina mientras mantiene abiertas dos centrales de carbón que emiten el 37% de los gases de efecto invernadero de toda Galicia. El nuevo Conselleiro reconoce que la central térmica de As Pontes es un problema para el clima. "Ahora sólo falta desarrollar un modelo energético basado en el desarrollo de las energías renovables que ponga fecha al cierre de esta central obsoleta", ha añadido Soto.
Greenpeace demanda al Gobierno español que apueste por la reducción interna de emisiones y aporte los 2.700 millones de euros que le corresponden por su responsabilidad en la crisis climática. "El nuevo modelo de crecimiento sostenible de Zapatero sólo tendrá futuro si se basa en una economía baja en carbono. No se podrá salir de la actual crisis económica si no combatimos a la vez la crisis ambiental", ha concluido Miguel Ángel Soto.